miércoles, 25 de julio de 2012

-Photo Stories-




La historia de esta foto se cuenta con solo observarla rápida o detenidamente.
Desde mi postura de hijo observo embelesado a mi madre. Se tomó durante una de mis visitas al pueblo, el instante: la noche. Durante esas noches nos sentamos cuerpo con cuerpo en el sofá, nos contamos de todo, recibo los mayores cariños del mundo, los mejores tratos, la voz más dulce que se puede oír, la de mi madre, con ese tono entre inocente y humilde que me dan ganas de pellizcarle los mofletes.
Solo hay que observar el semblante en los labios, la sonrisa, natural, sin artificios, repleta de amor filial.
La historia de esta instantánea es la historia de un instante de felicidad, de plenitud, donde no importa nada más, donde no hay submundos oscuros, donde uno se siente como cuando era un crío, un instante de paz, de armonía, de sencillez, de calor humano, un instante con LA MUJER DE MI VIDA, mi madre!
Me gusta ver esta foto y otras tantas cuando me siento inmerso en un agujero negro, cuando siento que todo es mal, cuando necesito sentir algo puro de verdad que me aleje de todo artificio habido y por haber, cuando quiero desnudar mi alma, y es ahí, al observarla cuando me viene al paladar el sabor al café con miel y coñac que me prepara siempre con una sonrisa y anunciado como 'ahí tienes tu café Roquico'. En ese instante también mi olfato reconoce el olor de la noche, el frescor que emana de esa calle en la que tantos ratos pasé en mi infancia. También me siento más acompañado, cierro los ojos y tiene comienzo un viaje sensorial.
Te quiero madre.

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