viernes, 21 de septiembre de 2012

*EN VERSO* 'Alzhei-MAR'





Mi madre y yo siempre tuvimos un lazo especial
Recuerdo verme pequeño, trasteando, con feliz corretear
Ella me recriminaba con cariño

Y lo que se avecinaba como bronca terminaba siendo en mi moflete un mordisco

Crecimos toda la familia en armonía
Reíamos, dialogábamos, noche, tarde y día
Me llevaba al colegio siempre con una poderosa sonrisa
Imágenes que parecía que retendría ella en la memoria de por vida

Una vez adulto, me extrañaba ver a mi madre mirando al horizonte por la ventana
De brazos cruzados, entrecejo fruncido, mirada extraña
Ella me decía ‘es la mirada que se me empaña’
Pero yo la conocía y sabía que estaba envuelta en algún tipo de tela de araña

Fue entonces cuando empecé mi proceso de observación,
Cuando esa mirada por la ventana se convirtió en rutina y diaria situación
Me percaté que mi madre era incapaz de recordar las memorias nuevas
Todos lo digerimos como síntoma de prematura vejez, estrés, a falta de lógicas pruebas

De un modo inane, ella trataba de sonreírnos a diario
Pero en su cabeza lo que se reflejaba cada vez de un modo más poderoso, era un lapidario
Fui testigo de cómo se adueñaba de ella la confusión mental
Hecho que recayó sobre su alma como frío y amordazador metal

Aprovechábamos cada verano para ir a la playa, solo la había visto en televisión
Allí se olvidaba de todo, era su break de serena desconexión
Se acercaba con paso gracioso hasta la orilla
Y cuando le rozaba el agua, reía y jugueteaba como si fuese una chiquilla

En uno de esos viajes, inesperadamente mientras conducía,
Me agredió con saña y unos labios y mirada fría
Frené en seco antes de que se produjese una desafortunada colisión
Y ahí se quedó anclada a sus rodillas, en el asiento del copiloto, en el rincón

Días después todo pareció ir bien
Yo callé este asunto, quedó entre ella y yo, en petit comitée
Volví a asomarme a la cocina. Allí estaba ella, como un ser sin vida
Hasta que me vió aparecer y dibujó una melancólica sonrisa

Pasaron los meses, y empezó a confundir nuestros nombres
Rápidamente fuimos a consulta, a por diagnóstico de doctores
Lo que todos esperábamos se materializó
Era víctima de Alzheimer, Terminal situación

Nada más llegar a casa mi madre se derrumbó
Aislada en su cocina, en su pequeño rincón
Acariciando su otrora melena azabache
Me dispuse a ponerme en cuclillas, a transmitirle de paz un mensaje

Ella lanzó cuestiones al aire, estremecedoras como no imagina nadie
-Me seguirás queriendo cuando mi humor agresivamente cambie?
Me seguirás queriendo cuando no recuerde más tu nombre?
Cuando tu presencia solo sea una sombra de la cual no sabré diferir si es de mujer u hombre?

Yo respondí inquieto, en la mano apretado el corazón
-Te amaré madre aún cuando no recuerdes mi voz
Aún cuando se te olvide que te profeso amor
Aún cuando llames por otro nombre a éste, tu hijo menor

Con estos acontecimientos, se sucedieron media docena de años
El mal aumentaba, progresaba, en la mente de ella, irreparables daños
Se convirtió mi madre en constante objeto de pùnición,
En el que la enfermedad descargaba, a sangre fría, toda su mortal punición

Llegó ese momento que mencionamos en las preguntas y respuestas que nos ofrecimos en aquella ocasión
Ni nombres, ni lazos, ni lágrimas, solo miradas perdidas en su mundo interior
Comenzó mi madre a aislarse, a mortificarse, a amortajarse
En cosa de días perdió toda movilidad, la muerte empezaba a vestirla con su oscuro traje

Sorprendiendo a toda la gente congregada alrededor suyo
De repente, una voz rota salió de sus labios, con un tono muy exiguo
-Llevarme al mar, nunca lo he visto
Esa fue su petición, que pese a no ser del todo cierta, corriendo cumplimos

Llegamos al lugar en cuestión, la bajé en silla de ruedas del automóvil
Y con su vacía mirada, apuntando allá donde nunca termina el mar, inmóvil
Volvió a hablar con el sentimiento y el alma de inocente pena:
-La playa, en la tele, se veía más pequeña

Roto por semejante afirmación la senté en una roca repleta de musgo
Y le pasé una manta, para cubrir del frío su frágil muslo
La observé detenidamente, con lágrimas de agua opacándome la visión
Y allí ella cerró los ojos, en su rincón preferido, dejó de palpitar su corazón


*Mi más sincero apoyo a la gente damnificada por esta horrible enfermedad.

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