Hoy es de esos días en que
tengo la sensibilidad al borde de reventar, de expandirse por mi sangre, de salir
al vacío en forma de nítido esputo.
Hoy es de esos días en que
palabras atinadas, con más o menos suerte, me hacen estremecerme. Me levanto,
lloro, río, siento, me vanaglorio, me detesto, me autodestruyo alimentando mi
sistema cerebral con memorias, con sensaciones presentes, con el pasado, lo que
era, lo que fui, lo que dejé de ser, lo que estoy siendo ahora mismo.
Me siento una persona…. No sé…
especial? Sin ánimo de ego.. Me siento amado, odiado, repugnado, deseado,
absolutamente desquiciado mentalmente.
Lo días se suceden, sol,
niebla, rutinas, personas, humos, sudores, placeres…. Pero todo me suena a la
misma canción con distinto tempo.
Cada día crezco, me nutro del
bien y del mal, practico el canibalismo emocional conmigo mismo, y es algo que
me hace sentir bien, me gusta que mis emociones sean devastadoras, me gusta
anclarme al pasado aunque tenga el ojo
puesto en el presente, necesito de mi, de mis experiencias, para poder seguir
creciendo y aprendiendo. Necesito amar a la gente que ya no me ama, necesito
desprenderme del rencor, del dolor, necesito miles de colores en la paleta con
la que pretendo reflejar a base de pinceladas lo que es mi vida, necesito la
autodestrucción, necesito pajearme mentalmente, el día que deje de hacerlo mal
asunto. Necesito curtirme en mil batallas más, necesito buscarme un problema al
que darle vueltas las 24 horas del día sin excepción, necesito sentir que hay
personas espectaculares esperando en mi puerta, necesito amar y odiar, necesito
la música, esa que está presente todos los días del frío y caluroso año que
acontece en esta ciudad, necesito dejarme llevar, necesitaría dejar la mente en
blanco, pero me es prácticamente imposible, lo he intentado, y no hay tu tía.
Quiero ser ignorante,
absurdo, el rey del humor, el rey de las emociones, quiero crear, quiero seguir
emocionando a la gente con mis palabras, normalmente no busco nada a cambio,
hay algo en mi organismo que se retuerce de placer cuando siento que estoy
haciendo feliz a la gente. Me apasiona apasionarme, entregarme, dar todo de mí,
y si en algún ciclo de mi vida siento que he dado todo y paso a otro capítulo,
renazco como un nuevo Roque, más curtido, menos esperanzado, más sabio, más
fuerte, más tonto…
Agradecido estoy a todas las
personas que han escrito las páginas del libro de mi vida, a mis amigos, a mi
familia, a César, por hacerme ver las distintas caras de la misma moneda, a mi
manera, te quiero, y siempre te querré, porque aunque seas algo extinto, hay
llamas que ni con el mar. Me gusta desbordar pasión, es por ello que no pienso
omitir mención a quien debe aquí figurar.
Me encanta haber nacido,
haberme deprimido, haberme subido a mi mismo a la cima más alta, desde la cual
me doy grandes ostias de vez en cuando, pero necesito pegarme esas ostias fríamente,
no molesto a nadie, no hago caso a nadie, actúo y siento por propia autonomía.
Soy feliz…… e infeliz….quién
no se clasifique entre un término y otro miente. Lucho por mantener un buen
aspecto, pero eso ya no me acaba satisfaciendo tanto como lo hace la guapura
que a veces siento por dentro, la calidad humana, que a mi modo de ver, está
muy infravalorada. Lucho porque la gente que me rodea marque una diferencia,
porque cuando dejan de hacerlo, acaban por serme indiferentes, acaban por
esfumarse de mí y de mi ser.
Me gusta haber vivido los 26
años que llevo tras de mí con intensidad, sintiendo cada instante, sonriendo,
amando, llorando, sufriendo, follándome a la vida con fervor. Me gusta salpicar
de sangre todo lo que hago, me gusta verter y reflejar todo lo que llevo dentro
a través de mis actos, a través de mis sonrisas y lágrimas, a través de mis
letras, a través de mi disfraz de calle.
No sé lo que se me viene el día
de mañana, cada día que acaba pienso en las mismas cosas, unas permanecen,
otras se van conforme vienen. Lo único que pienso ahora es que no quiero perder
las ganas de aprender ni todo lo anterior descrito. Quiero que Roque porte algo
especial, que no sea uno más, con todo el sacrificio que conlleva, pero en
realidad es un infierno dulce y glorificante porque no hay mayor placer y
satisfacción que el de satisfacerse satisfaciendo.
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